Aunque parezca mentira, lo que pudiera ser un fin de semana normal de finales de febrero, se convirtió en todo un acontecimiento. Pero no sólo en lo que a estos músicos amigos se refiere, sino a lo que representa para todo un país que acostumbra a vivir en la calle, bien sea de charla o de potes con el amigo, vecino, o cualquier viandante que pase.
Y es que tras dos años de pandemia, han sido posiblemente los días que más se asemejan a la rutina pre pandemia, a la vida cotidiana que se vivía antes de ese 15 de marzo de 2.020 que vino a anunciarnos cambios en nuestra forma de vida y sobre todo en nuestra salud.
Este fin de semana carnavalero hemos podido disfrutar de dos poblaciones que siempre están ahí. Dos poblaciones que nos hacen hueco en sus programas festivos para compartir su fiesta, por ende nuestra fiesta.
Por un lado Agreda, uno de nuestros pueblos, al ser tierra de algunos de nuestros componentes, por otro lado Pradilla de Ebro, de donde no tenemos componentes, pero nos hemos convertido en más pradillanos que la torre de la iglesia del Rosario.
En Agreda disfrutamos de sus carnavales. Desde el Tío Chinchilla hasta el entierro de la Sardina, Agreda vive 4 días de carnaval, en donde tiene cabida desde el carnaval más tradicional, hasta el carnaval más popular. Donde hay hueco para veteranos y chavalines. Donde los quintos y quintas de los diferentes años se convierten en auténticos amigos. Todo un ejemplo de arrimar el hombro en buena armonía y mostrando al pueblo y al visitante un talante digno de elogiar y copiar.
Por su parte, Pradilla de Ebro vivió este fin de semana sus San Sebastianes. La sexta ola de la pandemía retrasó esta festividad un mes. Pero no por ello dejó de ser tan importante como en enero. Los danzantes, ejemplo de tradición que pasa de generación en generación volvieron a emocionarnos. Su programa, como de costumbre volvió a reunir a toda una población unida como ninguna. Una muestra más de que en Pradilla se cuida el mínimo detalle para tener un programa que para si quisieran muchas poblaciones de más habitantes.
Para nosotros, ha vuelto a ser una gozada volver a pisar calle. Si es en compañía de dos poblaciones tan queridas, el placer es todavía mayor.
Nos volvimos a encontrar con viejas sensaciones y con la gente maravillosa de siempre. Gente que hace que este oficio merezca mucho la pena.
De entre esa gente, queremos mandar un abrazo muy especial a Celemín y familia. Desgraciadamente Rosana nos dejó justo antes de empezar las fiestas de Pradilla de Ebro. Una persona que siempre ha estado cuando la hemos necesitado. Un beso allá donde estés Rosana.
Gracias nuevamente AGREDA y PRADILLA DE EBRO. Lo de este fin de semana es magia para nosotros.